LA MATANZA DE GENTE LUCHADORA
El país se encontraba en un panorama económico que difería mucho de los prósperos días del auge cacaotero y el aumento constante del dólar, también el alza de los víveres provocada por la especulación deshumanizada que nunca se había vivido hasta ese entonces, se infundía en el pueblo una inconformidad por todo lo que estaba sucediendo. El Ecuador de ese entonces era un bastión abierto a grandes empresas privadas.
En Guayaquil, la población económicamente activa se dividía entre las empresas de servicios públicos y la industria privada; otras fuentes laborales estaban constituidos por los artesanos, panaderos, herencia de Eloy Alfaro que empezaba a germinar en el ideario colectivo; toda esta ideologías sembrada hace tres décadas antes, significo una toma de conciencia que manifestó el espíritu de integración del movimiento obrero popular que sin precedente alguno movilizó a más de 10.000 personas en Guayaquil durante los agitados días de noviembre de 1922.
Pero el día más agitado fue el 15 de noviembre cuando se inicia un gran movimiento; la protesta de los trabajadores del ferrocarril, electricidad, agua potable, cervecería y astilleros de Guayaquil, salieron a las calles para luchar y solicitar el mejoramiento de las condiciones de trabajo y salarios. La crisis económica era terrible en el país. El movimiento sindical fue encabezado por la Confederación Obrera del Guayas que incluía a los artesanos, empleados, subempleados y a profesionales con lo que se inicia la masiva movilización popular, culminando con una matanza ejecutada por la fuerzas policiales del Gobierno. En esta lucha política fue para garantizar el bienestar del trabajador sin que este sea explotado por los empleadores, pero esto también sumo el planteamiento de los problemas más generales de la sociedad ya que se favorecía a pocos y se perjudicaba a gran parte del pueblo ecuatoriano.
Debemos agradecer a todos aquellos que dieron su vida para conseguir lo que era verdaderamente justo para la clase trabajadora de ese tiempo.
La lucha y muerte de trabajadores y personas inocentes es a causa del derecho que ahora todos gozamos tener una jornada laboral de 8 horas y el descanso dominical, que en algunas empresas es también los días sábados.
El país se encontraba en un panorama económico que difería mucho de los prósperos días del auge cacaotero y el aumento constante del dólar, también el alza de los víveres provocada por la especulación deshumanizada que nunca se había vivido hasta ese entonces, se infundía en el pueblo una inconformidad por todo lo que estaba sucediendo. El Ecuador de ese entonces era un bastión abierto a grandes empresas privadas.
En Guayaquil, la población económicamente activa se dividía entre las empresas de servicios públicos y la industria privada; otras fuentes laborales estaban constituidos por los artesanos, panaderos, herencia de Eloy Alfaro que empezaba a germinar en el ideario colectivo; toda esta ideologías sembrada hace tres décadas antes, significo una toma de conciencia que manifestó el espíritu de integración del movimiento obrero popular que sin precedente alguno movilizó a más de 10.000 personas en Guayaquil durante los agitados días de noviembre de 1922.
Pero el día más agitado fue el 15 de noviembre cuando se inicia un gran movimiento; la protesta de los trabajadores del ferrocarril, electricidad, agua potable, cervecería y astilleros de Guayaquil, salieron a las calles para luchar y solicitar el mejoramiento de las condiciones de trabajo y salarios. La crisis económica era terrible en el país. El movimiento sindical fue encabezado por la Confederación Obrera del Guayas que incluía a los artesanos, empleados, subempleados y a profesionales con lo que se inicia la masiva movilización popular, culminando con una matanza ejecutada por la fuerzas policiales del Gobierno. En esta lucha política fue para garantizar el bienestar del trabajador sin que este sea explotado por los empleadores, pero esto también sumo el planteamiento de los problemas más generales de la sociedad ya que se favorecía a pocos y se perjudicaba a gran parte del pueblo ecuatoriano.
Debemos agradecer a todos aquellos que dieron su vida para conseguir lo que era verdaderamente justo para la clase trabajadora de ese tiempo.
La lucha y muerte de trabajadores y personas inocentes es a causa del derecho que ahora todos gozamos tener una jornada laboral de 8 horas y el descanso dominical, que en algunas empresas es también los días sábados.